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El oficio de esquiador es muy pero que muy duro. Que si sube por aquí,
por allá, baja por un lado, luego por otro… y así sin parar jornada tras
jornada. Y encima, cuando toca anticiclón como estas últimas dos
semanas, hay que laborar con Lorenzo castigando con ganas.
Las
pistas de San Isidro, las de Fuentes de Invierno, los fuerapistas de las
dos … ¡vaya ajetreo! Y por si eso fuera poco, también los sufridos
esquiadores de la Cordillera Cantábrica también tenemos que explorar a
menudo nuevos y lejanos valles para dejarlos marcados con bonitas
huellas.
El viernes 27 de febrero tocaba precisamente eso,
incursión en un inmenso territorio virgen desconocido para todos menos
para Ivi, el primer orco en descubrirlos y para Briatore, avanzadilla y
organizador de la orcoexcursión desde el Agujas hasta Valdelugeros.
Apretando
los dientes para acallar las protestas del recientemente fracturado
peroné, me sumé a la escalada tras las pisadas de 16 integrantes de la
manada para coronar el Pico Agujas. A punto estuve de dar media vuelta
en medio de la subida, pero mi compañero de “trabajo” Chus cargó con mis
esquís y con la pesada mochila en la que llevo cámara, objetivos
varios, gps y demás cacharrería para que pudiera alcanzar la cima, punto
fijado como punto de partida.
Una vez arriba, los 16 currantes
de mono blanco nos tiramos por las iniciales palas empinadas (velocidad
máxima registrada por el gps de 95,2 km/h), sinuosos tubos, bosques de
abedules y campos de cotollas que nos aguardaban.
Montones de
huellas en el inmaculado manto níveo dejaron constancia de las líneas
utilizadas por los exploradores para sortear los obstáculos y trampas
con los que la Madre Naturaleza ponía a prueba nuestra osadía.
Más
de 6 kilómetros de ruta blanca para llegar desde los 2.025 mts. de
altitud del Agujas hasta los 1.290 de Valdelugeros. Dos horas de dura
faena para los orcos que temporada tras temporada intensamente faenamos
en las montañas del Norte.
Menos mal que Dios aprieta pero no
ahoga y en la meta descubrimos un precioso bar donde pudimos saciar la
sed y aliviar la tensión acumulada en las 32 piernas. Nos subimos en los
4 coches que los orcos de León habían dejado aparcados en Valdelugeros y
regresamos a San Isidro por la carretera de Vegarada.
Al final,
prueba superada. A ver cuál es el próximo lío en el que nos mete
Briatore. Es que no hay derecho, carajo, que ni tiempo a descansar
tenemos…
Acá unas cuantas fotos de la ruta (y de un entrenamiento de slalon en Fuentes):
Saluttis y hasta pronto
sábado, 28 de febrero de 2009
lunes, 16 de febrero de 2009
viernes, 13 de febrero de 2009
Viernes 13 de febrero
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Hoy, 50 días después de haberme fracturado el peroné (en mi 13 día de esquí), volví a poder calzarme las botas y a disfrutar de una maravillosa jornada de sol, buena nieve y grata compañía.
Sólo aguanté 3 horas y media; se hinchó demasiado la pata quebrada, pero para ser el primer día que hago la rehabilitación en las montañas, no me quejo. La nieve fuera de pistas -buscando las zonas soleadas- mano de santo para ejercitar el tobillo y recuperar masa muscular.
Una gozada volver a estar en el tajo
Fotos acá:
Hoy, 50 días después de haberme fracturado el peroné (en mi 13 día de esquí), volví a poder calzarme las botas y a disfrutar de una maravillosa jornada de sol, buena nieve y grata compañía.
Sólo aguanté 3 horas y media; se hinchó demasiado la pata quebrada, pero para ser el primer día que hago la rehabilitación en las montañas, no me quejo. La nieve fuera de pistas -buscando las zonas soleadas- mano de santo para ejercitar el tobillo y recuperar masa muscular.
Una gozada volver a estar en el tajo
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